Un girasol es sumisión completa.
Como en un triste campo de exterminio
se agrupan desgarbados
con sus cuerpos vencidos.
Famélicos, dibujan un conjunto
que se asoma al abismo
y muestran la terrible soledad
que no puede esconder su colorido.
Los girasoles venden su mirada
sin probar el placer del desafío.
No miran a los lados, no saben que son muchos,
y dejan por los campos sus gemidos.